Wednesday, November 04, 2009

Moderación gitana

Tuvo la suerte de hablar con una de las reinas gitanas. Mencionó con cuidado los sentimientos de los hombres. Comunes.

Dijo de él que buscaba un sentimiento de pertenencia. Enseguida lo entendió y siguió a la suyo, como Rómulo y Remo. Mamando como un poseso.

Paseando por la ciudad se encuentra con multitudes de edificios antiguos, con manzanas y manzanas repletas de gente, tantas que él se desborda por dentro. De entre tanto y tanto, no consigue agarrar nada, y eso hace que en su cabeza se multipliquen los sonidos de una batería. La misma sensación de siempre, piensa, cuantas cosas en este mundo.

Si esperas lo de fuera que nunca llega, siempre parece que pierdes. Vives como un gigante deforme en un aeropuerto al que la gente ve, pero nadie toca. Todos quieren crecer más y más, menos tú, que sólo esperas calor. Miras las colas de gente y los asientos ocupados esperando que te regalen una historia para vivirla. Da igual que sea de ahora o antigua, sólo cuélgala en youtube.

Cuando nada llega, llamas a tu amigo común, que tiene una estatura normal y una constitución aceptable, para que te deje acercarte a su tocador repleto de besos. La vida se vuelve amarillentamente hepatética. Te dan ganas de dar la vuelta a tu barcaza y emitir señal pirata. Las señales de prohibido te visitan más a menudo y te dicen que dejes de improvisar. La calle se vuelve una fábrica en donde todas las ninfas producen máquina herramienta para almacenar.

Y entonces llega el vendedor de silbatos. Andando despacio, como Casiopea. Te dice que puedes volar y que no tienes que sufrir porque otros arrastren los pies. Te dice que las nubes no pasan porque tú las mires, sino porque existes y eres una de ellas. A continuación da de comer a un perro y a un montón de ratas. Sólo hay un dios, y siempre es presente. Lo dice la letra pequeña de todas las leyes.

Ponte las zapatillas y camina. Si no es ahora... ¿Cuándo? Da igual que pienses que estás en tiempo de descuento, esos son los goles más celebrados y más difíciles, ¿o no?

La vida es verde, ahora, como esa pradera donde todas las tardes los niños juegan al futbol.